Una jauría de lobos: Submarinos, 1918-1945 / Miguel del Rey Vicente y Carlos Canales Torres

Incluye bibliografía.

Intermedio. Introducción. 1. Nace el arma submarina. 1.1. El armisticio de 1918. 1.2. Versalles. El tratado del deshonor. 2. Un cambio de estrategia. 2.1. El plan Z. 3. Días de gloria. 3.1. Las primeras decepciones. El U39. 3.2. En manos de los U-boots. 3.3. En un submarino. 3.4. Los primeros éxitos. 3.5. Noruega. La crisis de los torpedos. 3.6. Francia y las bases del Golfo de Vizcaya. 4. Guerra total. 4.1. Entre dos aguas. 4.2. Las costas americanas. 4.3. En el Caribe. 5. La otra cara de la moneda. 5.1. La campaña del Mediterráneo. 5.2. Mayo negro. 6. En mares lejanos. 6.1. Llega el Monsum. 6.2. El enigma del U234. 6.3. Operación Haudegen. 6.4. Lobos solitarios. Especificaciones U-boote. Torpedos. Organización de la Ubootwaffe. Comandantes. Wolfsrudel enviadas. Bibliografía.

El submarino, desarrollado como arma de guerra útil, hizo su aparición en los primeros años del siglo XIX. Pese a que eran poco fiables, y no se tenía una táctica concreta que pudiese aplicarse con ellos, ya eran útiles para auténticas batallas navales. Pronto se vería que iban a ser un arma que tendría un futuro prometedor si se desarrollaba plenamente.
La Gran Guerra fue un magnífico laboratorio para esas mejoras acrecentando todas sus prestaciones. Se aumentó su profundidad de inmersión, se los dotó de torpedos más precisos y se incorporaron piezas de artillería en cubierta. Todas esas medidas fueron a su vez contrarrestadas con otras para destruirlos: se crearon cargas explosivas de profundidad, se desplegaron campos de minas y se inventaron mecanismos de detección submarina.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el número de buques que tenía disponibles la armada alemana era demasiado pequeño para disputar el control del mar a la Royal Navy británica, su única posibilidad estratégica era atacar su comercio utilizando la flota submarina. Una clásica guerra de corso, como la realizada por Inglaterra durante siglos contra España, pero utilizando los medios de que disponía el siglo XX: navíos de superficie, aviones y sobre todo, submarinos.