En muchas partes del mundo, el tiempo y el clima son uno de los mayores riesgos de producción y factores de incertidumbre que afectan el desempeño y la gestión de los sistemas agrícolas. Se pueden utilizar medidas tanto estructurales como no estructurales para reducir los impactos de la variabilidad (incluidos los extremos) de los recursos climáticos en la producción de cultivos. Mientras que las medidas estructurales incluyen estrategias como irrigación, recolección de agua, cortavientos, etc., las medidas no estructurales incluyen el uso de pronósticos climáticos estacionales a interanuales, una mejor aplicación de pronósticos meteorológicos a mediano plazo y seguros de cosechas.
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